11/10/17

Las hemorragias cerebrales son más comunes entre los fumadores, muestra una investigación [11-10-17]


Las hemorragias cerebrales son más comunes entre los fumadores, muestra una investigación

Abandonar el hábito reduce el riesgo de que un aneurisma reviente, pero no tanto entre los que fuman un paquete al día, halla un estudio

Fumar aumenta grandemente el riesgo de un sangrado cerebral potencialmente letal provocado por la ruptura de un aneurisma, advierte un estudio reciente.

Un aneurisma es un bulto en una arteria debilitada. Si un aneurisma revienta, la sangre se escapa dentro del cerebro. Las probabilidades de sobrevivir a un aneurisma reventado son de alrededor de 50 por ciento, y con frecuencia los supervivientes tienen discapacidades de por vida.

En el nuevo estudio, que aparece en la edición en línea del 30 de agosto de la revista Journal of Neurology, Neurosurgery and Psychiatry, los investigadores compararon a 426 personas de Corea del Sur que sufrieron hemorragias cerebrales entre 2002 y 2004 con 426 personas que no sufrieron un sangrado cerebral. La edad promedio de los participantes era de 50 años.

El grupo de hemorragia cerebral tenía un mayor número de fumadores y personas con antecedentes familiares de accidente cerebrovascular e hipertensión. Poco menos del 38 por ciento de los que sufrieron una hemorragia cerebral eran fumadores actuales, frente a poco más de 24 por ciento del grupo de comparación.

Tras tomar en cuenta factores como el peso, la ingesta de sal y los antecedentes familiares de diabetes, los investigadores hallaron que los fumadores tenían casi tres veces más probabilidades de sufrir una hemorragia cerebral que los no fumadores. Mientras más tiempo y más cantidad fumaba una persona, mayor era su riesgo de hemorragia cerebral.

En general, dejar de fumar reducía el riesgo de hemorragia cerebral en 59 por ciento tras cinco o más años, llevando el riesgo al nivel de los no fumadores. Pero los ex fumadores empedernidos (20 o más cigarrillos al día) seguían teniendo más del doble de probabilidades de sufrir una hemorragia cerebral que las personas que nunca habían fumado.

Fumar provoca efectos a corto plazo como un espesamiento de la sangre y un aumento de la presión arterial, y ambas cosas aumentan el riesgo de sangrado cerebral. Esos efectos se pueden revertir dejando de fumar, explicaron el Dr. Chi Kyung Kim, del departamento de neurología del Hospital de la Universidad Nacional de Seúl, y colegas.

Pero fumar también provoca cambios permanentes en la estructura de las paredes de las arterias, y esos cambios podrían ser más pronunciados entre los fumadores empedernidos, señalaron los autores en un comunicado de prensa de la revista.

El estudio reveló una relación entre fumar y el riesgo de hemorragia cerebral, pero no probó causalidad.
 

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