9/11/17

El síndrome de Cotard

El síndrome de Cotard

El síndrome de Cotard

Hablamos del extraño síndrome de Cotard, por el cual las personas que lo sufren creen estar muertas, que han perdido algunos de sus órganos vitales o están podridos.

El síndrome de Cotard

Hablamos del extraño síndrome de Cotard, por el cual las personas que lo sufren creen estar muertas, que han perdido algunos de sus órganos vitales o están podridos.


Descrito por primera vez en 1880 por el neurólogo parisino Jules Cotard, este síndrome se caracteriza porque las personas que lo sufren creen estar muertas, que han perdido algunos de sus órganos vitales o están podridos: por ejemplo hay un caso de un hombre que creía que su cerebro estaba muerto y declaró que iba al médico para probar que estaba muerto, o una mujer que tras una operación de cáncer de mama creía que ya no tenía corazón o pulmones (ya que estos se habían podrido y extirpado durante la operación y a partir de ese punto ya no era capaz de sentir emociones porque todos sus órganos se estaban pudriendo y petrificando).

Esta ilusión puede derivar en otros autoengaños no voluntarios como creer que el resto de gente está muerta, esto es menos frecuente; también es muy común creer que eres inmortal ya que estás muerto, lo cual te puede llevar a tener conductas peligrosas para tu integridad.

¿Qué causa el síndrome? No se sabe exactamente, pero tenemos algunos datos: por ejemplo que gran parte de estos pacientes antes de tener el síndrome, es muy frecuente que tuvieran  depresión u otros problemas como esquizofrenia.

¿Significa esto que es común que la gente depresiva o esquizofrénica tenga el síndrome de Cotard? No.

Es un síndrome muy infrecuente que, por ejemplo, en dos estudios sobre pacientes esquizofrénicos se vio que entre 0,62-0,87% de los pacientes tenían además el síndrome de Cotard. Y de hecho, existen solo alrededor de 100 casos documentados en más de un siglo desde que se describió el síndrome.

Una cosa que suele ocurrirles a estos pacientes es que hubiera una sensación real de malestar que podría ser el origen de la ilusión engañosa involuntaria: había un hombre con el síndrome que creía que tenía los intestinos podridos y en verdad tenía un cierto problema en el aparato digestivo, o la mujer que la operaron en el pecho y a raíz de la operación empezó a sentir el pecho petrificado al desarrollar el síndrome.

Y aunque no sabemos exactamente los mecanismos neurobiológicos por los cuales se produce, se ha visto que en bastantes partes del córtex cerebral hay una disminución de la actividad, y estas zonas se sabe que son importantes en la  consciencia de uno mismo. Y aparte se cree que hay una desregulación de los neurotransmisores serotonina y dopamina porque el síndrome de Cotard responde bien a ciertos tratamientos, entre ellos farmacológicos, que estabilizan los niveles de estos transmisores.

Así que paradójicamente tenemos tratamiento para un problema del cual todavía no sabemos la causa. Pero lo más grave es que al tratarse de un síndrome tan poco frecuente es poco conocido y el diagnóstico correcto puede tardar mucho. Y el tiempo es clave para evitar que estos pacientes que suelen tener también otros problemas, desarrollen comportamientos peligrosos para sí mismos porque son gente que está sufriendo mucho y que se creen que están muertos, lo cual es muy mala combinación.

Resulta clave un rápido diagnóstico, conocer la enfermedad, etc. Y es que estos casos son una clara prueba de que una buena cultura científica también salva vidas.

Descrito por primera vez en 1880 por el neurólogo parisino Jules Cotard, este síndrome se caracteriza porque las personas que lo sufren creen estar muertas, que han perdido algunos de sus órganos vitales o están podridos: por ejemplo hay un caso de un hombre que creía que su cerebro estaba muerto y declaró que iba al médico para probar que estaba muerto, o una mujer que tras una operación de cáncer de mama creía que ya no tenía corazón o pulmones (ya que estos se habían podrido y extirpado durante la operación y a partir de ese punto ya no era capaz de sentir emociones porque todos sus órganos se estaban pudriendo y petrificando).

Esta ilusión puede derivar en otros autoengaños no voluntarios como creer que el resto de gente está muerta, esto es menos frecuente; también es muy común creer que eres inmortal ya que estás muerto, lo cual te puede llevar a tener conductas peligrosas para tu integridad.

¿Qué causa el síndrome? No se sabe exactamente, pero tenemos algunos datos: por ejemplo que gran parte de estos pacientes antes de tener el síndrome, es muy frecuente que tuvieran  depresión u otros problemas como esquizofrenia.

¿Significa esto que es común que la gente depresiva o esquizofrénica tenga el síndrome de Cotard? No.

Es un síndrome muy infrecuente que, por ejemplo, en dos estudios sobre pacientes esquizofrénicos se vio que entre 0,62-0,87% de los pacientes tenían además el síndrome de Cotard. Y de hecho, existen solo alrededor de 100 casos documentados en más de un siglo desde que se describió el síndrome.

Una cosa que suele ocurrirles a estos pacientes es que hubiera una sensación real de malestar que podría ser el origen de la ilusión engañosa involuntaria: había un hombre con el síndrome que creía que tenía los intestinos podridos y en verdad tenía un cierto problema en el aparato digestivo, o la mujer que la operaron en el pecho y a raíz de la operación empezó a sentir el pecho petrificado al desarrollar el síndrome.

Y aunque no sabemos exactamente los mecanismos neurobiológicos por los cuales se produce, se ha visto que en bastantes partes del córtex cerebral hay una disminución de la actividad, y estas zonas se sabe que son importantes en la  consciencia de uno mismo. Y aparte se cree que hay una desregulación de los neurotransmisores serotonina y dopamina porque el síndrome de Cotard responde bien a ciertos tratamientos, entre ellos farmacológicos, que estabilizan los niveles de estos transmisores.

Así que paradójicamente tenemos tratamiento para un problema del cual todavía no sabemos la causa. Pero lo más grave es que al tratarse de un síndrome tan poco frecuente es poco conocido y el diagnóstico correcto puede tardar mucho. Y el tiempo es clave para evitar que estos pacientes que suelen tener también otros problemas, desarrollen comportamientos peligrosos para sí mismos porque son gente que está sufriendo mucho y que se creen que están muertos, lo cual es muy mala combinación.

Resulta clave un rápido diagnóstico, conocer la enfermedad, etc. Y es que estos casos son una clara prueba de que una buena cultura científica también salva vidas.

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