Estudio señala que ambos métodos tienen pros y contras para limpiar la carótida obstruida
MIÉRCOLES; 26 de mayo (HealthDay News/DrTango) -- El ensayo importante más reciente que compara la cirugía invasiva con la implantación no invasiva de endoprótesis vasculares para ayudar a prevenir el accidente cerebrovascular muestra que ambas son opciones seguras y efectivas.
Los investigadores informan en la edición en línea de la New England Journal of Medicine que el estudio, en el que participaron más de 2,500 pacientes tratados en 117 centros de Norte América entre 2000 y 2008, buscaron determinar si la cirugía para eliminar la placa de la arteria carótida (que va por el cuello hasta el cerebro) era mejor o peor que implantar una endoprótesis para abrir la arteria. Las obstrucciones de la arteria carótidas son la principal causa de accidente cerebrovascular.
Otros ensayos de gran tamaño han comparado las dos técnicas, pero este estudio fue único, según los artículos, porque la mitad de los pacientes tenía síntomas de enfermedad cardiaca en la arteria carótida, mientras que la otra mitad carecía de síntomas. Eso es importante, según el equipo, porque cerca de la mitad de los más de 140,000 procedimientos de carótida realizados en los EE. UU. ocurren anualmente en pacientes que aún no han desarrollado los síntomas.
Luego de un seguimiento medio de 2.5 años, el equipo no halló diferencias significativas en los índices de accidente cerebrovascular, ataque cardiaco ni muerte para los pacientes que recibieron cirugía, frente a los que recibieron endoprótesis. En general, 7.2 por ciento de los pacientes que recibieron endoprótesis terminaron sufriendo accidente cerebrovascular, ataque cardiaco o la muerte, frente a 6.8 por ciento de los que se sometieron a cirugía para limpiar las arterias.
El estudio halló que la "seguridad y los resultados a largo plazo eran excelentes con señales de alerta de accidente cerebrovascular, así como para los pacientes que no mostraban dichas señales", aseguró en un comunicado de prensa de la Clínica Mayo de Jacksonville, Florida, el Dr. Thomas G. Brott, investigador nacional principal del estudio, y profesor de neurología e investigador de la Mayo.
Sin embargo, hubo algunas diferencias clave entre los dos procedimientos según el tipo de paciente. Por ejemplo, para los pacientes que ya exhibían síntomas de enfermedad carótida, los índices calculados a cuatro años de accidente cerebrovascular y muerte eran de 8 por ciento si se sometían a implantación de endoprótesis, pero de apenas 6.4 por ciento si se sometían a cirugía. Entre los que no tenían síntomas, el índice fue de 4.5 por ciento frente a 2.7, respectivamente.
La gente que se sometió a procedimientos de implantación tenía ligeramente mayores probabilidades de morir en las semanas siguientes al procedimiento, frente a los que se sometieron a cirugía (0.7 frente a 0.3 por ciento) y también tuvieron índices mayores de accidente cerebrovascular, durante las semanas siguientes al procedimiento. Sin embargo, según el equipo, las probabilidades de ataque cardiaco durante este período fueron menores para los que se sometieron a implantación de endoprótesis (1.1 por ciento) frente a los de cirugía (2.3 por ciento). Los índices de accidente cerebrovascular recurrente fueron bajos entre ambos grupos (entre 2 y 3 por ciento).
Según sus hallazgos, "ahora tenemos dos métodos seguros y efectivos para tratar la enfermedad de la arteria carótida que se pueden individualizar", señaló en el comunicado de prensa el Dr. James Meschia, neurólogo de la Clínica Mayo y coautor del estudio.
"A medida que continúan mejorando los resultados, mejora la oportunidad de prevenir el accidente cerebrovascular en cada vez más pacientes", agregó el Dr. Gary Roubin, investigador coprincipal para procedimientos de endoprótesis y presidente del departamento de medicina cardiovascular del Hospital Lenox Hill de la ciudad de Nueva York. "Ahora existe el potencial para métodos menos invasivos y menos costosos para tratar la estenosis de carótida", señaló en un comunicado de prensa del hospital.
En un editorial acompañante en la publicación, los doctores Stephen M. Davis y Geoffrey A. Donnan de la Universidad de Melbourne (Australia), aseguraron que aunque los resultados son prometedores, "hace falta más información a largo plazo antes de lograr apreciar completamente los riesgos y beneficios relativos de los dos procedimientos". Entretanto, dicen, lo mejor es tomar decisiones caso por caso y "la individualización de las opciones de tratamiento es apropiada".
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