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Señalan que los nuevos remedios para la Esclerosis Múltiple requieren de análisisÉstos se suman a los ya conocidos interferones, que se utilizan hace más de 15 años
En los últimos años, se aprobaron potentes inmunosupresores y medicaciones de administración oral que han despertado grandes expectativas, pero sobre las cuales no hay experiencias a largo plazo. Por eso los especialistas recomiendan evaluar cada caso para asegurarse que el balance riesgo-beneficio sea positivo.
En el último año, el abanico de opciones para tratar a los pacientes con esclerosis múltiple (EM) se amplió gracias a la aprobación de potentes inmunosupresores y medicaciones de administración oral que si bien despertaron grandes expectativas, de acuerdo con los especialistas, su utilización debe ser evaluada en relación a cada caso particular, para garantizar que el balance riesgo-beneficio sea positivo.
La EM es una enfermedad crónica e inflamatoria del sistema nervioso, y es la enfermedad neurológica discapacitante no traumática más común en adultos jóvenes. Se desarrolla básicamente cuando el propio organismo (por eso es autoinmune) ataca la mielina, una sustancia del tejido nervioso.
La OMS estima que más de 2,5 millones de personas padecen EM en el mundo. Si bien los síntomas pueden variar, entre los más comunes se incluyen visión borrosa, entumecimiento u hormigueo en las extremidades y problemas de fuerza y coordinación. La forma más común de EM es la recurrente-remitente.
Los nuevos medicamentos se suman a los ya conocidos interferones, que no sólo se utilizan hace más de 15 años, sino que además han demostrado a lo largo de ese tiempo una marcada eficacia y seguridad.
"La buena noticia es que después de muchas investigaciones, están empezando a aprobarse nuevos medicamentos para el tratamiento de la esclerosis múltiple. Entre estos, se encuentran algunos fármacos inmunosupresores y otros que se administran por vía oral, aunque todavía no están disponibles en la Argentina. El desafío es lograr un tratamiento a medida de cada paciente, porque cada uno de estos medicamentos tiene diferente actividad", explicó el doctor Edgardo Cristiano, jefe del servicio de Neurología del Hospital Italiano de Buenos Aires.
"En líneas generales, la potencia se encuentra en relación directa con el riesgo. Por eso, los neurólogos tenemos un papel preponderante en decidir cuál es el mejor camino a elegir en cada caso", advirtió el especialista.
Por su parte, el doctor Jorge Correale, jefe de la sección de Neuroinmunología y Enfermedades Desmielinizantes del Instituto de Investigaciones Neurológicas Dr. Raúl Carrea (FLENI), añadió: "Estamos ingresando a una segunda etapa en la historia del tratamiento de esta enfermedad, en la que se suman a los interferones otros dos grupos de medicaciones, las orales y los anticuerpos monoclonales".
"Si bien éstos aparentemente otorgarían mayor protección que los fármacos utilizados hasta ahora, deben balancearse los efectos colaterales con un monitoreo más cercano. Ganamos en eficacia y comodidad, pero hay que seguirlos más de cerca", comentó el especialista.
Por otro lado, tal como completó el doctor Cristiano, que existan medicamentos nuevos no significa que éstos sean superadores respecto de los anteriores.
"Posiblemente tendrán mejor adherencia, pero no se conoce su historia ni experiencia en la vida real, y existen algunas preocupaciones por su uso a largo plazo, lo que no pasa con los interferones, que utilizamos hace 15 años. El tratamiento se hace a medida de cada paciente en función de la gravedad de la afección, la agresividad de las lesiones, la adaptación o no al medicamento que se emplea y otras variables", aclaró.
Los cuidados que requieren las nuevas opciones
Vale destacar, que hasta el momento, la EM se trata mediante la utilización de los interferones; en particular el interferón beta, que ha demostrado ser eficaz en reducir el tamaño y la actividad de las lesiones observadas mediante resonancia magnética, las tasas de brotes y la progresión de la discapacidad.
No obstante, con el objetivo de reducir aún más los brotes y las lesiones provocadas por la EM, se investigaron nuevos fármacos que deprimen la actividad del sistema inmune, con una consecuencia inevitable: el incremento de la posibilidad de otras infecciones.
Algunas de ellas están latentes en la mayoría de las personas, y al ‘bajar las defensas’ reaparecen; otras provienen del exterior y no hallan resistencia en el paciente. Eso significa que por lo general, a mayor potencia del fármaco, mayor es el riesgo.
Esto es así porque los inmunosupresores son medicamentos que reducen al mínimo la actividad del sistema inmune, principal mecanismo de defensa del organismo ante las agresiones virales y bacterianas, que en el caso de la EM ataca al propio tejido nervioso.
"Estos fármacos se utilizaban mucho en cáncer y en esclerosis múltiple, cuando aún no existían los interferones. Luego, el perfil beneficio-riesgo de éstos últimos superó largamente a los inmunosupresores, que consecuentemente fueron relegados hasta el reciente desarrollo de nuevos anticuerpos monoclonales mucho más específicos y con mayor potencia", relató Cristiano.
Por otro lado, la fuerte depresión inmunológica favorece la aparición de una grave enfermedad viral del sistema nervioso central: la leucoencefalopatía multifocal progresiva o LMP, que se produce en uno de cada 1000 pacientes.
Esta infección, potencialmente mortal, es lo que motivó que algunos de los nuevos anticuerpos monoclonales tengan "dos indicaciones precisas: cuando hay falla al tratamiento con interferón, o cuando hay enfermedad muy agresiva", reveló a su turno el doctor Correale.
En el caso de la otra nueva opción, las medicaciones orales, éstas también actúan en forma muy potente sobre el sistema inmune, conduciendo a la reactivación de enfermedades virales o infecciosas más agresivas que su forma habitual, como ocurre por ejemplo con la varicela.
Ésta es la razón por la que "los próximos dos años van a ser cuidadosamente expectantes, con una farmacovigilancia importante, estricta, para conocer médicos y pacientes qué está sucediendo en nuestro país y en el resto del mundo con estas medicaciones", concluyó el doctor Cristiano, quien agregó: "la decisión sobre el tratamiento a indicar será siempre en función de cada caso".
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