Cuando las piernas no pueden parar
Esa necesidad de mover las extremidades en la cama podría tener un nombre: Síndrome de Piernas Inquietas. Explicamos los síntomas y los tratamientos
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Se llama Síndrome de Piernas Inquietas y se le considera una ‘enfermedad joven’, porque si bien ya se había descrito en el Siglo XVII, no fue sino hasta 1995 cuando se describieron con precisión los síntomas.
La principal peculiaridad d del trastorno, explica la doctora Sonia Escalante, del servicio de neurología del Hospital Verge de la Cinta de Tortosa, es una necesidad imperiosa de mover las piernas y a veces, también los brazos. Las sensaciones llegan sobre todo por la noche, durante el reposo, y afectan mucho la calidad de vida de los pacientes.
Así no hay quien duerma
La falta de sueño afecta la salud emocional de los pacientes, empeora el rendimiento en el trabajo y hasta interfiere en la vida de pareja porque es muy difícil dormir en la misma cama con alguien que no puede evitar todo ese trajín nocturno. Según explica Escalante, se estima que un 4,6% de la población puede sufrir el trastorno en un grado grave. También se sabe que puede afectar a cualquier edad, aunque hay un pico hacia los cuarenta años y que, por cada tres afectados, dos son mujeres y uno es hombre.
De momento no están claras las causas del síndrome. En algunos pacientes hay un fallo en el transporte del hierro al sistema nervioso central, pero las investigaciones no son concluyentes.
Una de las cosas a tener en cuenta es revisar los medicamentos que se toman porque algunos podrían ocasionar o exacerbar los síntomas.
También hay algunos momentos de la vida en que la situación puede empeorar, como durante el tercer trimestre del embarazo y el primer mes después del parto.
Justamente Escalante repasó las principales investigaciones que hay respecto al síndrome en una jornada organizada por la Societat Catalana de Neurología y el Servei de Neurología i Neurofisiologia de Joan XXIII que se desarrolló en Tarragona y a la cual asistieron 250 profesionales de toda Catalunya.
No sufrir en silencio
La recomendación es clara, no hace falta sufrir en silencio. Si se tienen los síntomas, hay que acudir al médico, porque hay tratamientos farmacológicos que pueden ayudar. Cuenta la especialista que, en general, el diagnóstico se hace en base a los síntomas, con el médico de cabecera en la propia consulta. Si hiciera falta también puede remitir al neurólogo.
Además de los fármacos, hay algunas aciones preventivas que resultan de ayuda, como evitar los estimulantes (café, tabaco, alcohol), hacer ejercicio físico y guardar una buena higiene del sueño.
Los pacientes «Que se nos diagnostique a la primera»
En España existe desde 2003 una Asociación Española de Síndrome de Piernas Inquietas (Aespi). Su presidenta, Esperanza López, quien sufre la enfermedad en grado severo, insiste que en el Estado hay un «infradiagnóstico» por los «pocos» profesionales expertos en esta patología «desconocida pero no rara». Dice que «la gente se desespera. Pedimos que se nos diagnostique a la primera. Nos podemos tirar años y años sin saber lo que nos pasa».
Síntomas y recomendaciones
l Necesidad de mover las piernas, habitualmente asociada a una sensación desagradable o de malestar en las piernas. Eventualmente puede afectar a los brazos.
l Los síntomas empeoran con el reposo o la inactividad, como al tumbarse o al sentarse.
l Las sensaciones revierten total o parcialmente con la actividad, como caminar, retorcerse, estirarse, etc., al menos mientras dura esta actividad.
l Los síntomas empeoran o aparecen principalmente a última hora del día y por la noche, más que durante el resto del día
Síntomas
Necesidad de mover las piernas, habitualmente asociada a una sensación desagradable o de malestar en las piernas. Eventualmente puede afectar a los brazos.
Los síntomas empeoran con el reposo o la inactividad, como al tumbarse o al sentarse.
Las sensaciones revierten total o parcialmente con la actividad, como caminar, retorcerse, estirarse, etc., al menos mientras dura esta actividad.
Los síntomas empeoran o aparecen principalmente a última hora del día y por la noche, más que durante el resto del día.
Recomendaciones
Evitar sustancias estimulantes como el tabaco, alcohol y cafeína.
Revisar los medicamentos que se toman, algunos antidepresivos y antihistamínicos pueden causar o empeorar los síntomas.
Realizar una actividad mental estimulante.
Hacer ejercicio de manera regular.
Tener una buena higiene del sueño, levantarse y acostarse a una misma hora.
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