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30/11/15
Aún es un misterio cómo aprendemos a hablar [30-11-15]
Aún es un misterio cómo aprendemos a hablar
La discusión es dinámica e informal: varios investigadores jóvenes se alternan en la presentación de sus proyectos, mientras una atenta y cordialísima dama británica pide precisiones o comenta distintos aspectos de los trabajos.
Quien de tan buen grado participa en el seminario del Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco) es nada menos que la doctora Karalyn Patterson, que desde mañana participará -junto con otros 50 o 60 especialistas llegados de todo el mundo- en la reunión del Grupo de Investigación en Afasia y Trastornos Cognitivos de la Federación Mundial de Neurología.
"Durante estos días, Buenos Aires será la capital mundial de la neurología cognitiva y la neuropsiquiatría", afirma el doctor Facundo Manes, director de Ineco y organizador local de estas jornadas.
La reunión, que por primera vez se realiza en el país, congregará a la crème de la crème de la investigación en trastornos del lenguaje, dice Matt Lambon Ralph, otro de los participantes que acaba de llegar.
Patterson, investigadora del Medical Research Council de la unidad de Cognición y Neurociencias de Cambridge, y Lambon Ralph, profesor de neurología cognitiva de la Universidad de Manchester, lideran importantes grupos de investigación británicos que intentan dilucidar cómo se adquiere, se desarrolla y se produce el lenguaje, facultad distintiva y esencial del ser humano.
El tema es apasionante. "Los chicos -explica Patterson- nacen con un conjunto de herramientas perceptivas que se desarrollan muy rápido: pueden ver, oír, sentir, y todo eso se inscribe en un conjunto de patrones coherentes y repetibles. Se sabe que aprenden a comprender el lenguaje asociando patrones de sonido con un particular hecho perceptivo. Pero ¿cómo aprenden a hablar? Todavía no entendemos cómo convierten sus percepciones auditivas en el conjunto de acciones necesarias para producir palabras. Es un misterio."
Según Patterson, que se especializó en este tema después de haberse dedicado al estudio de la memoria, el lenguaje está localizado en varias zonas específicas del cerebro.
"El significado, los sonidos, la forma en que las palabras se combinan para hacer oraciones son todos componentes del lenguaje localizados en diferentes áreas, mayormente del hemisferio izquierdo -explica-. Y aunque el cerebro es plástico, las funciones del lenguaje tienden a no serlo. Si sufren un daño extenso, suele ser permanente."
Uno de los cuadros que ponen al desnudo estos complejos engranajes es la demencia semántica, una condición neurodegenerativa poco frecuente que comienza a manifestarse alrededor de los cincuenta años. En quienes la padecen, el cerebro se encoge gradualmente y pierde sus funciones.
"Estos pacientes a veces recuerdan el sonido, pero no el significado de las palabras -explica la especialista-. Por ejemplo, si hacen un test que se llama «repite y define», pueden reproducir las palabras que les indicamos, pero no saben qué quieren decir. Tienen lesionado un tipo de memoria, la memoria semántica, pero no la memoria general, como en el caso de los pacientes con Alzheimer. Por supuesto, en el lenguaje normal tanto el sentido como el sonido de las palabras están interactuando continuamente, y si uno tiene muy degradado el significado también padecerá un impacto en el sistema de sonido."
Otra oportunidad de entender los mecanismos del lenguaje la ofrecen las lesiones por accidente cerebrovascular (ataque cerebral). En estos casos, cuando el daño es leve, dice Patterson, puede haber una recuperación espontánea, si algunas regiones no muy distantes de la lesión pueden hacerse cargo de la función perdida.
"En un reciente trabajo descubrimos que para predecir la gravedad del daño cerebral hay que tomar en cuenta la cantidad de capacidades cognitivas que se poseían antes del ataque -agrega Lambon Ralph-. Cuando hay trastornos del lenguaje, a veces se puede trabajar en mejorar la comunicación no verbal, pero si pasan varios meses y siguen los problemas, es probable que no desaparezcan."
¿Se puede estudiar el lenguaje del mismo modo en personas occidentales y orientales?
Dice Karalyn Patterson: "Al contrario de lo que podría pensarse, las similitudes son asombrosas, y puedo afirmarlo con seguridad porque hace varios años que investigo en Japón. El cerebro humano parece haber diseñado un conjunto de mecanismos para el lenguaje hace mucho tiempo y las diferencias que nos parecen tan sorprendentes son realmente diminutas."
Concluye Lambon Ralph: "Todos los idiomas usan los mismos procesos: uno tiene que ver cosas, escuchar cosas, mover la boca rápidamente y con precisión... Esas son las claves".
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